La muerte no es el final o la redención a través del Amor. Esos podrían ser los dos títulos para esta reflexión sobre la serie Perdidos.
Durante seis temporadas he cabilado mucho sobre las diferentes posibilidades que el guión de la serie me ofrecía. La caja de Pandora, la fuente de la eterna juventud, el Purgatorio o la Atlántida. Todas ellas han sido albergadas en mi mente, pero al disfrutar del último capítulo todas ellas han perdido su importancia. Y lo han perdido porque la esencia, lo más importante de Lost es el mensaje final: por muy perdido que te encuentres en la vida, por muy mal que hagas las cosas siempre tienes una posibilidad de arrepentimiento; una posibilidad de purgar tus faltas, de combatir a tu egoismo, de encontrar la paz.
El Amor es la redención de todo mal, el paso hacia la otra vida. Dios es Amor y así se demuestra en la serie.
El final no es la muerte.
El Amor es la vida.
Perdidos en el mundo.
Salvados en el Amor.
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