miércoles, 25 de mayo de 2011

Capítulo 143. Cuba.


Gritos de libertad resuenan en tus playas.
Son ahogados por las olas, mientras las mentiras la encadenan.

Tuvo que partir hacia el exilio.
Un exilio interior que hizo de su nombre un vacío.
Sueña con la arena, sueña con canciones alegres de corazones sin alma.
Almas arrebatas por falsos ideales.
Ideales que igualan al hombre, pero destruyen a la persona.
Personas que gritan en los malecones, que gritan en las calles, que gritan en las cárceles.

¿Dónde está mi casa?
Tuvo que dejarla.
Mi camino fue la mar y la muerte.
Tuve que dejarla.
Por un sueño de democracia y vida.

Tuvo que partir al exilio, pero ella vivía en él.
Cuba no ha muerto.
Sigue viva en cada mujer, en cada niño, en cada palmera que se alza contra el tirano.

El exilio tuvo que partir.

¿Dónde está la libertad?
En cada muerto.
En cada vivo.
En cada lucha.

Tuvo que partir hacia el exilio
y al mirar atrás la vio.

Te quiero, pero volveré.
Aunque solo sea con alma recuperada.

martes, 17 de mayo de 2011

Capítulo 142. Historia de una monja.

He visto varias veces esta película y siempre tengo sensaciones diferentes tras verla.


¿Dios quiere que nuestras personalidades desaparezcan para un bien mayor? Desde luego eso es lo que se transmite en esta película. Se ve como la hermana Luca (Audrey Hepburn) se debate entre la humildad / humillación, que no es otra cosa que la eliminación del ego (su personalidad); frente al talento, la genialidad, en su caso en la medicina.


Pero, ¿qué nos acerca a Dios? La genialidad o es lo contrario la anulación como persona. ¿No es cierto que Teresa de Jesús tenía una gran personalidad? ¿Eso la hace menos santa?


En el final de la película, uno de los mejores de la historia del cine mundial, se deja al espectador la decisión de si ha hecho bien o mal la monja (abandona el convento). Yo tomo esa cuestión y me preguntó: ¿Ha hecho bien en dejar estas reglas?, ¿cómo se alcanza a Dios?, ¿existe Dios? Porque si existe, ¿cómo es posible que exista tanto mal? (recordar que relata la invasión nazi de los Países Bajos)


En mi opinión la hermana Luca hizo bien. Dios la llamaba hacia la grandeza de la razón. ¿Por qué tiene que estar reñida la inteligencia, la excelencia con la religión? Y es eso lo que la hace decidir. Las reglas están para cambiarlas. Cuando algo constriñe tanto es imposible vivir en paz consigo mismo. En ese caso, se tienen que cambiar o abandonar.


Aquí os dejo unas imágenes de la película y para quién no la haya visto: Historia de una monja.



lunes, 9 de mayo de 2011

Capítulo 141. Axel.

El 23 de febrero de 1.728 no pasó nada. Fue un día en el que Axel se levantó a las 12 de la mañana, desayunó una manzana y no pudo ir al baño como acostumbraba, porque llevaba varios días estreñido. Mientras miraba a través de la ventana del palacete Riddarhuset, veía a los mayordomos yendo y viniendo. El rey Federico había ido de caza y había decidido quedarse, aunque eso supusiera un suicidio en la corte.

Todos admiraban su belleza y sobre todo ellas, muchachas ricas y tontas que lo único que mostraban era un tobillo cuando subían o bajaban de las carroza. Lo que no sabían es que a él le interesaban más los leotardos de los lacayos que los tobillos de las marquesas.

Duque por nacimiento, estaba destinado a ser uno de los grandes consejeros del rey, aunque su enemistad con la anterior soberano, Ulrica, no le había dejado muy bien parado. Solterón empedernido a sus 37 años todavía se conservaba bastante bien, con un cuerpo atlético y sobre todo esa melena rubia que le daba un aire diferente entre tantas pelucas empolvadas.

Llevaba varios días pensando como hacerlo, pero lo único que se le ocurría era fingir su muerte. Tenía que actuar rápido porque la habitación ensangrentada pronto daría que hablar. "Es el momento". Atravesó el dormitorio dejando al joven Ragnar sobre la alfombra. Había dejado poca sangre pero la suficiente para llamar la atención. Cruzó las puertas azules del palacio y se fue para siempre.

Los que lo veían lo saludaban sin percatarse que el corazón no le latía y su reflejo no aparecía en ninguna de las grandes cristaleras de palacio.

El 23 de febrero de 1.728 fue un día como cualquier otro, no pasó nada, pero ese día fue el principio del fin de Arcadio.