martes, 19 de mayo de 2009

Capítulo 53. El graduado


Mientras hablaba con él, los recuerdos me vinieron como una cascada: rápidos y cayendo en el vacío.

Ese día los nervios no me dejaron hasta bien entrada la noche. Estrenaba traje y corbata. Organizaba el acto y para más inri daba el discurso de graduación junto a mi amiga.

Terminaba una época y comenzaba otra.

Cartas que había manuscrito semanas antes fueron llegando a sus destinatarios.

Fueron minutos, aún sin darme cuenta, que se han grabado entre los surcos de mi alma.

Los compañeros se despedían. Los amigos se saludaban.

Si me preguntaran que recuerdo de mi graduación diría que el gris y el verde.
Gris por la banda que me impusieron y verde por el vestido que llevaste junto a mí.

Y, sobre todo, diría que mi graduación fueron tus ojos. Ojos que se iluminaron al recordar tus bocadillos. Ojos que mirando fijamente me dijeron el orgullo que sentías.

Hoy, mientras hablaba con él me acordé de Ti. No lo puedo evitar. Sigues estando viva en mis recuerdos.

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