jueves, 29 de abril de 2010

Capítulo 110. Viajando hasta tí.

Ayer regresando del trabajo en autobús volví, tras casi un año y medio, a llorarte otra vez. Quizá se juntó que era el día más gris que recuerdo en mucho tiempo, o que se acercan estas fechas tan familiares, o qué se yo… El caso es que la nostalgia por lo vivido y que no volverá me engulló y volví a llorar.


En esto casos, lo que yo personalmente recomiendo es dejar la mente volar libre, que viaje cual máquina del tiempo y nos coloqué donde le apetezca, que es siempre donde necesitamos estar en ese momento. Y viajé, viajé mucho.


Volvíamos a estar todos juntos, una Nochebuena más, todos los primos disfrazados haciendo los teatros que se nos ocurrían para los mayores. El sabor de los turrones, mazapanes, mantecados, el sonido de las panderetas (que siempre se guardaban antes y después de cantar en la alacena), el “plop” de la botella de champán que mi tío Miguel descorcha sonriendo, las carcajadas de mi padre y mi tío Kiko… Y tú riendo con ellos al fondo, en tu rinconcito de siempre con tu cigarrito en la mano, más cenizas ya que cigarro (nunca comprendí como hacías para que las cenizas siguieran formando la forma del cigarro sin derramarse, aunque te lo hubieras fumado ya).


Otro viaje me colocó en la salita de tu casa, un día cualquiera después de quedarme a dormir, una mañana cualquiera. Tú me dabas tu cuadernito donde tenías ordenadas y catalogadas las más de 200 películas de tu colección. Yo tenía que elegir cuáles íbamos a ver ese día, siempre tres: una a la mañana, otra al mediodía y otra por la tarde-noche. Yo hacía como el que no sabía qué ver, pero ambos sabíamos que acabaríamos viendo Bitelchus (nos conocíamos hasta los diálogos jejeje). Un día me dijiste que esas películas serían mías. La verdad es que tengo muchas, más que nadie, pero no he querido ser egoísta y les he dejado algunas a los primos, seguro que no te molesta. ¡Ah! al final tenías razón y he acabado trabajando en la tele, supongo que tienes parte de culpa en ello.


Otro viaje me llevó a un día muy, muy feo. Un día en el que fuimos a verte después de uno de esos malditos ataques. Nunca quiero pensar en estos días, pero ese fue especial. Normalmente no te recuperabas del todo, no sé si te acuerdas porque estas son cosas para olvidar, pero muchas veces te costaba hablar o acordarte de cosas, reconocer a gente. Ese día fue especial porque nada más entrar por la puerta escuché tu voz, algo débil, decir “ha venido hasta la Nieve, qué frio”… Te hubiera gustado conocerla más a fondo, cuida muy bien de mí, y me hace ser mejor persona.


También viajé a un día en el que ya estabas encamado, te faltaba poco para descansar por fin de todo, ese día estábamos preocupados porque no acertabas con tu número de hijos (salían más de los que tienes) cuando te preguntábamos que cuántos tenías. Todo encajó cuando cabreado dijiste que sí tenías razón, que Rafael no era hijo tuyo pero como si lo fuera. Realmente mi padre se parece a ti en muchas cosas, sobre todo en las buenas, que son muchísimas. Aunque no en el equipo de fútbol… Mira que salirte más nietos béticos que sevillistas… Anda que no hubieras disfrutado nada con la de títulos que habéis ganado.


En fin, no es plan de llorarte una vez más, sino de reírte, disfrutarte (aunque sea en el recuerdo) y pensarte mucho, que mientras te pensemos nunca te habrás ido. Voy ahora mismo a ver si veo de oferta “Una noche en la Opera” de los Hermanos Marx, tengo ganas de viajar con la mente y oírte reír a carcajadas.


Te echo mucho menos. Te quiero abuelito.


Un beso.

Rafael Sánchez Real

jueves, 15 de abril de 2010

Capítulo 109. Una cosa.


Cogió el teléfono sin apenas darse cuenta de la hora que era. Marcó lentamente los números que la separaban de la felicidad.
-Hola. ¿Quién es?
-Hola. Soy yo. Lo siento por llamarte a esta hora, pero... solo podía pensar en ti. Llevo dandole vueltas a la cabeza. Sé que no debemos... Te amo.
-...
-Te amo. No digas nada. Desde el primer momento en que te vi. Desde la primera palabra. Tu olor, tu risa. Algunos me dicen que el amor es un estado alterado de la conciencia pero por ti me gustaría enloquecer toda la eternidad...Te amo. Y te amaré por siempre.
-Uhm. Una cosa. Muchas gracias pero creo que te has equivocado.
-No. No me he equivocado. Nunca antes le había dicho a nadie te amo y solo tu me has hecho cambiar.
-Pero, ¿quién eres?
-Eso no importa. Lo que importante es solo una cosa, que te amo.

En ese instante colgó y cerró la guía de teléfono que tenía sobre sus rodillas. Hacerle feliz a una persona no tiene precio, pensó antes de acostarse en el hotel.

sábado, 10 de abril de 2010

Capítulo 108. Es la soledad.


No es bueno que el hombre este solo.
La muerte es un paso que daremos todos y es algo que me preocupa menos. Algo que tengo asumido desde la infancia, pues con diez años ya pensaba en ese último momento. Podríamos decir que tuve una epifanía temprana. La teoría del velo algún día la dejaré por escrito porque va unida a esta epifanía personal de vida y muerte.
Retomando el tema principal, como digo la muerte es un hecho que me preocupa menos en comparación con la soledad. La soledad es algo que me aterra. Mi visión de muerte solo, sin nadie, es a lo que más temo. Quiero morir rodeado de familia y amigos, aunque esto es algo que parece secundario, ya que la muerte es un acto individual, para mí no lo es. Necesito del cariño de otras personas, soy un mendigo del amor. Por eso en días como hoy, donde la soledad me ha invadido por completo, me asalta el terror de un futuro de soledad frente a un futuro compartido en el que ame y sea amado.
¿Lo conseguiré?
Y vio Dios que era bueno.

jueves, 8 de abril de 2010

martes, 6 de abril de 2010

Capítulo 106. Estrellas.


Al salir de la discoteca, tiró fríamente de su pelo hacia atrás. Parecía uno de esos gánster de películas en blanco y negro. Hacía tan solo cinco minutos, la brusquedad era caricias y besos sin profundidad.
-Tú sabes al igual que yo que esto es imposible.
-Pero, ¿QUÉ HACES? ¡¡¡ME HACES DAÑO!!!
-Calla_dijo susurrando mientras besaba su oreja y mordisqueaba su lóbulo_sabes que es imposible. Tanto tú como yo, somos como dos estrellas que brillan y se atraen mutuamente. En un primer momento, este acercamiento será luminoso, como si de un nuevo Bing Bang se tratara_En ese instante soltó su pelo para agarrar fuertemente su sexo_El ardor nos llevaría lejos. Placer y más placer hasta que un día los soles acaben uniéndose.
-PERO, ¿QUÉ ME ESTÁS CONTANDO?_Su cara cambió rápidamente de sorpresa a desagrado y de ahí a la ira_AHÍ TE QUEDAS LOCARIO_dijo gritando mientras se daba la vuelta lo más rápido posible para escapar de su amigo.
-Cuando nos unamos será la perdición. ¡¡¡Estaríamos condenados a la AUTODESTRUCCIÓN!!!_Chilló mientras Elisa se marchaba_LAS ESTRELLAS NUNCA PUEDEN RELACIONARSE. ¡¡¡YO NECESITO UN PLANETA!!!
-PUES QUÉDATE CON JÚPITER_Gritó antes de girar la esquina_UNA GORDA CALLOSA QUE TE HAGA BRILLAR. ¡¡¡CABRONAZO!!!