El agobio que sentí al bajar fue inmenso.
Barrabás se quedo ciego y yo no veía nada.
Vi la luz al final del túnel, pero el túnel del final resultó ser un engaño.
No había mina ni había túnel.
No había mineros.
No había nada.
El gas era inoloro.
El canario no cantaba.
Ya no había nada, no había nada.
... y poco antes de perder la consciencia una luz atravesó sus párpados y lo animó. Abrió los ojos y se encontró en el país de los gobernantes invisibles y los siervos altos, fuertes y rubios.
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