Después de pasar horas y horas en un avión cuyo trayecto parecía no terminar nunca, por fin llegamos a la gran ciudad. El cansancio y la ansiedad por pisar tierra firme se mezclaba con cierto temor por la lejanía a la que nos encontrabamos de nuestro pequeño mundo conocido. Estabamos solos a la otra orilla del gran charco.
Mis dudas ante lo que me podía encontrar pronto se disiparon gracias a la compañía con la que contaba. Nuestras miradas se cruzaban una y otra vez mientras nuestros dedos señalaban aquí o allá, con la boca abierta y estallando en un millón de risas. Era como estar viviendo en una auténtica película, más de una vez sentiamos ganas de pellizcarnos para ver si estabamos dentro de un sueño o todo era real.
Pasear entre millones de luces de colores, cantar Goodmorning Baltimore!!!, robar M&M, dormir en un hotel que no nos correspondía en un principio, viajar en low cost con los chinos locos, buscar al jinete sin cabeza, sufrir la cola del huracán y volver con una nueva experiencia.
De una u otra manera, todo ser humano forma parte de la historia y del período que le ha tocado vivir. Nosotros fuimos testigos del gran acontecimiento: un afroamericano llegaría a la Casa Blanca. Fuimos partícipes de lo que sentía la ciudadanía ante el cambio. Yes we/they can.
Mila Expósito