Añoro esas Navidades donde mi abuelo con la botella de anís, mi madre con el almirez y alguno de mis hermanos o primos con la pandereta nos poniamos alrededor de una mesa para celebrar una fiesta que es ante todo familiar. Hoy habrá sillas vacías, pero como decía un villancico "por la baranda del cielo se pasean unos señores". Yo desde luego puedo ver a mi abuelo con la cucharilla y la botella de anís, a mi abuela a las palmas diciendo que no era la toná y a mi tia cantando.
No estarán con nosotros pero que vistas tan buenas tienen.
Yo como ellos cantaré nuestro villancico.
La Virgen va caminando huyendo del rey Herodes.
Por el camino han pasado muchas penas y sudores.
Al niño lo llevan, con mucho cuidado
porque el rey Herodes quiere degollarlo.
Siguieron más adelante y a un labrador que allí vieron,
le ha preguntado la Virgen: "Labrador que estás haciendo."
Y el labrador dijo: "Señora labrando un pescual de piedras para el otro año."
Fue tanta la confusión,
que Dios le mandó de piedras
que parecía su haza
una mismísima sierra.
Y ese fue el castigo que Dios le mandó
a aquel malhablado de aquel labrador.
Siguieron más adelante y a un labrador que allí vieron,
le ha preguntado la Virgen: "Labrador que estás haciendo."
Y el labrador dijo: "Señora sembrando un pescual de trigo para el otro año."
"Vente mañana a segarlo sin ninguna detención,
que ese regalo quiere hacerte el Divino Redentor."
Y el labrador dijo: "Eso, ¿cómo va a ser: en tan poco tiempo sembrar y coger?"
Llegó el labrador a su casa
y le contó a su mujer toíto lo que le pasa.
Y la mujer dijo: "Eso, ¿cómo va a ser: en tan poco tiempo sembrar y coger?"
A la mañana siguiente,
pasó un escuadrón a caballo por una mujer,
un niño y un viejo van preguntando.
Y el labrador dijo: "Cierto que los vi. Estando sembrando pasaron por aquí"
Se miraron unos a otros.
Diez mil reniegos echaron
de no poder conseguir el intento que llavaron.
Y el intento era el cogerlos presos
para presentarlos al rey más soberbio.
No estarán con nosotros pero que vistas tan buenas tienen.
Yo como ellos cantaré nuestro villancico.
La Virgen va caminando huyendo del rey Herodes.
Por el camino han pasado muchas penas y sudores.
Al niño lo llevan, con mucho cuidado
porque el rey Herodes quiere degollarlo.
Siguieron más adelante y a un labrador que allí vieron,
le ha preguntado la Virgen: "Labrador que estás haciendo."
Y el labrador dijo: "Señora labrando un pescual de piedras para el otro año."
Fue tanta la confusión,
que Dios le mandó de piedras
que parecía su haza
una mismísima sierra.
Y ese fue el castigo que Dios le mandó
a aquel malhablado de aquel labrador.
Siguieron más adelante y a un labrador que allí vieron,
le ha preguntado la Virgen: "Labrador que estás haciendo."
Y el labrador dijo: "Señora sembrando un pescual de trigo para el otro año."
"Vente mañana a segarlo sin ninguna detención,
que ese regalo quiere hacerte el Divino Redentor."
Y el labrador dijo: "Eso, ¿cómo va a ser: en tan poco tiempo sembrar y coger?"
Llegó el labrador a su casa
y le contó a su mujer toíto lo que le pasa.
Y la mujer dijo: "Eso, ¿cómo va a ser: en tan poco tiempo sembrar y coger?"
A la mañana siguiente,
pasó un escuadrón a caballo por una mujer,
un niño y un viejo van preguntando.
Y el labrador dijo: "Cierto que los vi. Estando sembrando pasaron por aquí"
Se miraron unos a otros.
Diez mil reniegos echaron
de no poder conseguir el intento que llavaron.
Y el intento era el cogerlos presos
para presentarlos al rey más soberbio.
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