lunes, 13 de abril de 2009
Capítulo 37. El rey David y Jonatán
En su juventud David, el que se convertería en el rey de Israel, conoció al hijo del rey Saúl, Jonatán, heredero de la corona por línea patrilineal. Nada más se vieron por primera vez se enamoraron y su relación ha sido signo de ocultamiento durante siglos por los rabinos hebreos.
La relación de ambos fue tan fuerte que tras la muerte trágica de Jonatán en la guerra, éste seguiría ocupando el corazón del pastor que mató a Goliat.
En estos fragmentos de la Biblia, aparece este amor universal, sentando las bases de una bendición divina de relaciones homosexuales:
"Apenas David terminó de hablar con Saúl, Jonatán se encariñó con él y llegó a quererlo como a sí mismo. Saúl lo hizo quedar con él aquel día y no lo dejó volver a la casa de su padre. Y Jonatán hizo un pacto con David, porque lo amaba como a sí mismo. Él se despojó del manto que llevaba puesto y se lo dio a David, y lo mismo hizo con su indumentaria y hasta con su espada, su arco y su cinturón. Siempre que salía de campaña, enviado por Saúl, David tenía éxito. Entonces Saúl lo puso al frente de sus hombres de guerra. David era bien visto por todo el pueblo y también por los servidores de Saúl." (I Samuel, 18)
El rey Saúl, que siente envidia de los triunfos del joven pastor quiere verlo muerto, pero cuando lo va a matar descubre la relación que mantiene con su hijo y heredero al trono y le insulta diciendo:
"¿Acaso no sé, que tu eres el amigo íntimo del hijo de Isaí, para vergüenza tuya y de tu madre?" (I Samuel, 20)
Y por último, la despedida y muerte de Jonatán:
"Vete tranquilo, pues el juramento que hemos hecho los dos ha sido en nombre del Dios, y hemos pedido que para siempre esté él entre nosotros dos y en las relaciones entre tus descendientes y los mios." (I Samuel, 20)
(...)
"David entonó este lamento por la muerte de Saúl y de su hijo Jonatán, y ordenó que se le enseñara a la gente de Judá. Este lamento se halla escrito en el Libro del Justo:
¡Jamás Saúl y Jonatán volvieron sin haber empapado espada y flechas en la sangre y la grasa de los guerreros valientes! Saúl y Jonatán, amados y queridos, ni en su vida ni en su muerte estuvieron separados. ¡Más veloces eran que las águilas! ¡Más fuertes que los leones!
¡Hijas de Israel lloren por Saúl, que las vestía de púrpura y lino fino, que las adornaba de brocados de oro! ¡Cómo han caído los valientes en el campo de batalla!¡Jonatán ha sido muerto en lo alto de tus montes! ¡Angustiado estoy por ti, Jonatán, hermano mío! ¡Con cuanta dulzura me trataste! Para mi tu cariño superó el amor de las mujeres.
¡Cómo han caído los valientes!¡Las armas han sido destruidas!"
(II Samuel, 1)
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Y al que no le guste que no mire
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ResponderEliminarwow!! no me lo esperaba así..entonces, estamos en sintonía..una vez más!
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