Martes Santo
Fue un día de hace mucho tiempo. Un profeta de los que llamaban locos se apostó delante del Templo de Jerusalén y aventuró a todos los que allí se acercaban de que la Casa de Dios sería destruida y al tercer día sería reconstruida. Nadie le creyó.
El suelo crepitó, la tierra se abrió, la Casa de Dios cayó piedra sobre piedra. Hacía unos días que un profeta anunció tan cruel terremoto, pero nadie le creyó.
Preghiamo per voi
es muy duro, no sabemos la suerte que tenemos de vivir en una tierra tan tranquila
ResponderEliminarbueno..en una tierra tranquila relativamente..porque estamos tan cerca..
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